La Península Quintana Roo

Sigue el saqueo de Quintana Roo: La mano de los Hendricks vuelve a aparecer ahora con sus sobrinos, que no se cansan de exprimir al estado.

En los últimos meses, detectamos que a la dinastía Hendricks no le bastó con el saqueo del estado a través del Gobernador y sus hermanos ya que la historia continúa ahora con sus descendientes, ya que sus sobrinos siguen incrustados en el gobierno ocupando puestos claves en el gobierno en donde se han detectado diversas irregularidades administrativas han encendido las alarmas en el gobierno. Al parecer no les basta ya que ahora siguen sus sobrinos en el saqueo.

Los señalamientos de presuntos actos de corrupción, favoritismo en contratos, desvío de recursos y opacidad en el manejo financiero.

Fuentes cercanas al gobierno han revelado a este medio que el crecimiento de estas prácticas no es aislado ni accidental, sino que responde a una presunta red perfectamente estructurada, con operadores y cómplices tanto dentro como fuera de la administración pública.

Se habla de adjudicaciones directas sin justificación, contratos inflados y obras que simplemente no se realizan, pero que sí se pagan.

El apellido Hendricks figura como uno de los principales responsables de estos movimientos irregulares, ya que tienen acceso y control sobre los recursos públicos, presupuestos y pagos. Las decisiones que se toman desde ahí impactan directamente en el uso del dinero destinado a obras, programas sociales y servicios públicos. Sin embargo, lo que debería ser una función técnica y transparente, hoy está bajo la sombra de la sospecha.

¿Y la presidenta municipal?

La pregunta que muchos ciudadanos se hacen es inevitable: ¿Está enterada Estefanía Mercado de lo que ocurre dentro de su administración?

Hasta el momento, la alcaldesa no ha emitido ningún posicionamiento oficial sobre estas denuncias ni ha anunciado investigaciones internas para esclarecer los hechos. Su silencio empieza a generar inquietud en sectores empresariales, sociales y políticos que exigen rendición de cuentas y transparencia. La percepción de complicidad —por omisión o por protección— comienza a tomar fuerza.

Crece la presión

Organizaciones civiles y voces dentro del propio Cabildo han solicitado auditorías externas e intervención de los órganos de fiscalización del estado. También hay llamados a la Fiscalía Anticorrupción para investigar a fondo los movimientos financieros del Ayuntamiento.

Mientras tanto, la ciudadanía observa con desconfianza cómo se desdibujan las promesas de campaña centradas en la honestidad, la renovación política y el combate a la corrupción. La pregunta ya no es si hay corrupción en el gobierno municipal, sino qué tan profundo llega y quiénes están dispuestos a frenarla.

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