Autoridades estatales inician una captación de estos materiales peligrosos, que contaminan el manto freático.

Leandro Chacón/Mérida

En el marco del quinto maratón de recolección de envases vacíos de agroquímicos, autoridades estatales estimaron que al año se generan alrededor de 70 toneladas de estos desperdicios en el campo yucateco, elementos que inciden en la contaminación del manto freático, tema que ha generado polémica en las últimas semanas.

Respecto al tema, el titular de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente (Seduma), Eduardo Batllori Sampedro, indicó que para esta edición del maratón, se tiene una meta de captación de 30 toneladas de envases vacíos de agroquímicos, “acciones que tienen como objetivo minimizar el impacto de la contaminación del subsuelo por estos recipientes”.

Agregó el año pasado lograron recolectar aproximadamente 21 toneladas de envases vacíos de este tipo de sustancias, pues “existe un importante problema de contaminación del agua en la entidad por el uso de agrotóxicos, ya que están diseminados en buena parte de la entidad, en el área metropolitana, y en el Anillo de Cenotes”.

Señaló que este tema se vuelve relevante debido a que éstos compuestos que están presentes en el agua del Estado, misma que consume la población, por lo que esas sustancias tóxicas pueden llegar a la leche materna aumentando la posibilidad de presentar padecimientos como el cáncer, entre otro tipo de padecimientos.

Batllori Sampedro, explicó que en los próximos días se reunirán con autoridades de Campeche y Quintana Roo, con el objetivo de tomar decisiones relacionado con el manejo tanto de agroquímicos, como de sus envases, motivo por el cual invitó a los centros de reciclaje a no recibir los envases vacíos de agroquímicos, debido que son considerados como tóxicos o peligrosos.

Para finalizar, el funcionario estatal señaló que se necesita un control más estricto para la venta de productos, “pues hemos insistido ante las autoridades federales para que se regule mucho más la venta de agroquímicos, se vigile la comercialización, la cual debe ser con receta de un profesional, como un ingeniero agrónomo o forestal”.