Visitan peregrinos santuarios marianos
Regresan el 11 de diciembre
Para cumplir una promesa, seis jóvenes de Quintana Roo, Yucatán y Campeche, recorren más de 10 mil kilómetros
Agencias
Cancún, Q. Roo.- Con el impulso de su fe y avanzando a fuerza de pedal, el pasado 15 de septiembre seis jóvenes iniciaron una aventura: recorrer los santuarios marianos más importantes del país.
Pretenden regresar a sus hogares el 12 de diciembre, luego de haber cumplido con una promesa que le hicieron a la Virgen de Guadalupe.
Su devoción los unió. Ellos son originarios de varias ciudades de la Península de Yucatán: Ángel Ricardo de Tulum, y Jesús Gamboa de Playa del Carmen, en Quintana Roo; así como Martín Mex Xool, de Santa Cruz, en Hecelchakán, Campeche.
También Carlos Cupul, de Chemax; Geovany Madera, de Seyé; y Gonzalo Balam, de Sotuta, en Yucatán.
El pasado fin de semana llegaron al Santuario de Plateros, uno de los puntos que los jóvenes de entre 17 y 22 años de edad recorren como parte de su promesa.
“Con la fe salimos y con ella regresamos”, dice convencido Jesús Gamboa, a nombre de sus compañeros de aventura.
Durante todo el año los jóvenes realizaron diversas actividades para ahorrar dinero y recorrer el país.
A estas alturas se notan cansados, pero fortalecidos en su fe. No es la primera ocasión que realizan esta travesía y tienen amigos que los esperan y dan cobijo.
En ocasiones manos amigas y generosas les dan albergue y alimento, pero en otras tienen que dormir en la calle, protegidos de las temperaturas gélidas, cubiertos tan solo con una manta y en ocasiones sin probar bocado.
Jesús Gamboa, Martín Mex y Gonzalo Balam realizan por segundo año el recorrido, pero en esta ocasión agregaron más promesas, llegar hasta los santuarios de la Virgen de Zapopan y la Virgen de la Santísima Trinidad.
El primer destino de su largo peregrinar que significa viajar durante más de 10 mil kilómetros, fue Juquila, Oaxaca, después siguieron para Xicotepec, Puebla, en donde se postraron ante la imagen más grande en Latinoamérica; San Juan de los Lagos, Guadalajara; el Cristo Roto, Aguascalientes; Plateros, Fresnillo; Santo Niño de Atocha, en Plateros, para continuar a la Virgen de la Santísima Trinidad, en San Nicolás de los Garza, Nuevo León; Zapopan, Jalisco; Chalma, Toluca, hasta llegar a su destino principal: la Basílica fue Guadalupe, en la Ciudad de México.
Luego de haber cumplido con casi la mitad del recorrido, los ciclistas peninsulares se dicen motivados y no les importan las carencias ni sufrir del gélido clima del norte del país, dormir en el piso, exponerse a los peligros de los caminos y hasta humillaciones por demostrar su fe.
Comentan que a su paso por San Juan de los Lagos, unos jóvenes ebrios que viajaban en automóvil estuvieron a punto de atropellarlos por su forma de expresar su devoción.
Los jóvenes viajan con un uniforme bendito y se apegan a la tradición: “con el uniforme que salimos nos mantenemos y regresamos”, indican.
Explican que se bañan todos los días, pero mantienen su uniforme que se ve sucio, situación que se presta a ser humillados por la apariencia y que les pidan a gritos que se bañen.
Ante ello Martín enfatiza que “nos bañamos, mantenemos nuestra higiene, pero la ropa no la podemos quitar”.
“Nuestra fe en la Virgen de Guadalupe es muy grande y por ella aguantamos fríos, lluvias, humillaciones y hasta que unos jóvenes borrachos nos avienten cervezas”, precisó Carlos Cupul, el más joven del grupo, quien tiene 17 años de edad.