Progreso: señalamientos contra el equipo de Erik Rihani ponen en riesgo la imagen de una administración que busca avanzar.
En Progreso, la administración municipal encabezada por el alcalde Erik Rihani enfrenta un creciente desgaste público. Aunque diversos sectores reconocen que el alcalde mantiene una agenda activa y un interés genuino por mejorar los servicios, la actuación de su equipo más cercano —según denuncias de pobladores— está generando un ambiente de desconfianza y molestia que amenaza con opacar cualquier avance real.
Vecinos, comerciantes y representantes de colonias han expresado su preocupación por lo que describen como corrupción, negligencia, maltrato y falta de profesionalismo por parte de algunos funcionarios municipales. Estos señalamientos, cada vez más frecuentes, hablan de trámites que se retrasan sin explicación, favoritismos, respuestas groseras a la ciudadanía y una evidente falta de coordinación en áreas clave del ayuntamiento.
Un alcalde que trabaja… pero un equipo que no responde
Los habitantes del puerto coinciden en que el alcalde Rihani ha mostrado disposición para resolver problemas, escuchar a la gente y mantener presencia en la calle. Sin embargo, señalan que su esfuerzo se ve debilitado por funcionarios que no cumplen con su responsabilidad, no atienden a los ciudadanos o, peor aún, utilizan su cargo para beneficio personal, según relatan los afectados.
Esta brecha entre la intención del alcalde y el actuar de su equipo provoca que muchas de las iniciativas municipales se queden a medio camino, generando la percepción de que la administración está mal organizada y que las decisiones no se ejecutan con la seriedad o transparencia necesarias.
La molestia ciudadana va en aumento
Testimonios de residentes revelan una creciente frustración: desde solicitudes ignoradas hasta la sensación de ser tratados con prepotencia en oficinas públicas. Para muchos, la actitud de ciertos funcionarios ha sido más un obstáculo que un apoyo.
Lo que más preocupa a los pobladores es que esta conducta, lejos de disminuir, parece normalizarse, debilitando la confianza en la institución municipal.
Un llamado urgente a la corrección interna
Ante esta situación, diversos ciudadanos y líderes locales han señalado la necesidad de que el alcalde realice ajustes profundos en su equipo, evaluando perfiles, capacidades y comportamientos. Consideran que, si realmente quiere lograr los cambios que ha prometido, debe rodearse de personas profesionalmente capaces, transparentes y cercanas a la comunidad.
La administración de Progreso está en un punto decisivo: corregir el rumbo o permitir que los errores y abusos de unos cuantos terminen arrastrando el trabajo de un alcalde que —según sus propios habitantes— “sí quiere hacer las cosas bien”.
