«Conservar la paz y la armonía no es un lujo para el estado, sino una necesidad de vida»
Staff El Peninsular
Conservar la paz y la armonía no es un lujo para el estado, sino una necesidad de vida; pero también se tiene el reto de la seguridad, una misión que toca a todos y que necesita el estado para tener vida y no quedarse en la muerte, aseveró el obispo de la Prelatura Cancún-Chetumal, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.
El obispo hablo con los medios después de concluir la celebración eucarística dominical del mediodía, expresó que la iglesia está empeñadísima y es su trabajo en tener un Cancún en paz, más armónico, lo cual tienen que fomentarlo y reforzar los valores para tener una sociedad fuerte y que no se desbarate el tejido social “que no se nos deteriore más… que no cunda el miedo, sino que reine la paz y la seguridad”.
Apuntó que es un gran desafío y compromiso que se tiene de convocar a la ciudadanía a esa paz, ya que es sumamente preocupante para la iglesia lo que ocurre en Quintana Roo, por lo que la seguridad y la paz representan un gran reto. Dejó en claro que la iglesia no condena ni juzga, sólo convoca a cada uno a construir la paz, y recordó las palabras de Jesucristo en su resurrección: “La paz esté con ustedes, la paz esté con ustedes”, por lo que es misión y tarea de todos cumplir con esa encomienda del Señor.
Cuestionado sobre el incremento de muertes violentas, rebasando ya el número de la cifra del 2016, monseñor Elizondo Cárdenas consideró que se tiene que hacer que la voz de la conciencia, la palabra de Dios resuene más profunda y eficazmente en las conciencias.
“Esa conciencia de mantener la paz y la armonía no es un lujo para el estado, sino una necesidad de vida o muerte”, pero señaló que hay actores o instituciones que están construyendo esa paz, la armonía que necesita el estado. Aunque precisó que también es necesario que se brinden en todos los municipios sitios de esparcimiento.
Doble Error en Malecón Tajamar
Respecto al tema de Malecón Tajamar, expresó si bien es cierto que se debe de mantener el paraíso, no se debe de frenar el desarrollo, el cual tiene su ritmo y sus costos.
Sin embargo, aseveró que se cometió un doble error, por parte de Fonatur que no hizo el desarrollo con la debida aceleración, los ritmos y los tiempos para que siguiera normalmente según su plan aprobado y ejecutado con la urbanización, con la comercialización de los lotes; al retrasarse se complicó de manera innecesaria.
El otro error, fue por parte de los ambientalistas que hasta ahora se opusieron a que se impactara la zona, cuando ya desde hace 18 años estaba impactada, dejaron que hicieran la urbanización y se invirtieran cientos de millones de pesos y se comercializara con inversiones de miles de millones de pesos, “en mi pueblo dicen a buenas horas mangas verdes”; añadió que alzaron la voz pero hace apenas dos años y no cuando todo el manglar estaba virgen.
El obispo de la Prelatura manifestó que los ambientalistas se opusieron a este desarrollo, pero con Puerto Cancún no hicieron la misma defensa, no le pusieron freno, “les pregunto a ellos o se durmieron o no había subsidio de dólares para los ambientalistas en ese tiempo, no había dólares y ahora sí hay, no había conciencia y ahora sí hay, y bastantes dólares que lo aprovechen ellos”.