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Verano en Cancún

 

Staff El Peninsular

 

En estas vacaciones de verano todas las playas de Cancún suelen ser visitadas por los turistas nacionales e internacionales, pero también por los locales. Algunos optan por la más cercana, otros por la más segura y otros buscan mayor espacio o tranquilidad; y otros por los servicios y sitios de venta cercanos para comprar lo más económico.

 

El arribo numeroso se comenzó a registrar alrededor de las 10 de la mañana, esos bañistas tuvieron la oportunidad de escoger donde instalarse, en las siguientes horas la afluencia fue creciendo y quienes llegaron después del mediodía, ya sólo buscaban un espacio para acomodarse entre las familias de connacionales, que por lo regular eran más de cuatro y a veces hasta ocho o diez; los visitantes internacionales preferían instalarse en los camastros o camas de playa de los clubes de playa.

 

Este domingo a pesar que por momentos el cielo se nublaba, sí se reflejó la temporada alta en las playas, donde predominaban los paisanos, grupos de jóvenes, familias con pequeños y también con adultos mayores.

 

En Playa Gaviota Azul unos llegaban con sus propias hieleras, bebidas y botanas y sólo hacían el desembolso de la sombrilla con las sillas o los camastros, cuya tarifa para los paisanos era de 200 y para el extranjero 300. Pero había vacacionistas que venían dispuestos a gastar y se daban el gusto de pedir hasta una botana a los prestadores de servicios turísticos que buscaban atraer a la mayor cantidad posible de los grupos que iban llegando.

 

También había grupos que eran hasta dos familias, la de los visitantes que se quedaban en casa de algún pariente o amigo, quienes aprovecharon el descanso del domingo para acompañarlos a disfrutar de la “playita”; pero ellos venían hasta con comida para así gastar lo menos posible.

 

Los niños pedían inmediatamente ir al agua y algunos adultos de manera desesperada se quitaban zapatos y la ropa de encima para también disfrutar de las cálidas aguas azul turquesa del Caribe mexicano.

 

Los jóvenes primeramente se dispusieron a tomarse las selfies, arreglar su indumentaria, su pelo y poner su mejor pose para subir a sus redes de inmediato la imagen; posteriormente se colocaban el bloqueador para así comenzar con su proceso de bronceado. Los señores de inmediato se disponían a sacar las bebidas de las hieleras y echarse un taco de ojo, aunque a veces esto no lo hacían de manera muy discreta; mientras que las mujeres se dedicaban a organizar el espacio y acomodar las cosas para después sentarse o recostarse en los camastros o las sillas y relajarse con la brisa marina, pero tratando de evitar que el sol las cubriera, por lo que los lentes, las gorras o grandes sombreros, a veces con blusas de manga larga y hasta la toalla eran sus aliados.

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