Ediciones Peninsuleando Quintana Roo

Los Mayas de Quintana Roo 

Paseo por Tulum y Cobá 

Quintana Roo aún tiene secretos por descubrir de una civilización milenaria que alcanzó excelsos niveles de conocimiento matemático e infinitas percepciones del tiempo 

 

Por El Peninsular 

 Tulum 

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La Civilización Maya se estableció en el territorio que actualmente ocupan Honduras, Guatemala, México, Belice y El Salvador; en México, ubicamos los vestigios de esta civilización primigenia en cinco estados: Tabasco, Chiapas, Campeche, Yucatán y Quintana Roo. 

Los mayas no formaron un Imperio, se organizaron en Ciudades Estado, hablaron decenas de idioma pero compartieron una misma religión, procuraron lazos comerciales y sostuvieron guerras rituales. Durante 3 mil 500 años, los mayas erigieron majestuosas ciudades en la selva, la costa y las montañas. 

En el Estado de Quintana Roo existen poco más de 4 mil sitios arqueológicos, los más antiguos se ubican unos siglos antes de nuestra era y los más recientes vieron el arribo de los aragoneses y castellanos en el siglo XVI. 

Centros de comercio 

Las costas del Caribe Mexicano fueron navegadas por los mayas para comercializar los productos de la Península de Yucatán  como el cacao, la sal, el henequén, las pieles de animales o los plumajes de aves multicolores que a su vez intercambiaban por piedras preciosas como el jade o de uso cotidiano como la obsidiana. Desde Arizona provenía la turquesa y aunque los mayas nunca mostraron gran interés por la joyería en oro, algunas ofrendas provenientes de Centro América y Colombia han sido encontradas en el Cenote Sagrado de Chichén-Itzá. 

Representación artística de Tulum 

Los mayas navegaron a remo y en la Isla de Cozumel se ubicaba un mercado muy importante que estaba intercomunicado con otros dos estratégicos centros de comercio: el mercado de El Naco, en Honduras y la Isla de Cerros en el Norte de la Península de Yucatán. En aquella época las tratativas comerciales se realizaban utilizando las semillas de cacao como moneda de cambio, en el Mundo Maya, el dinero se podía comer. 

Además de transportar las mercancías bordeando la Península, los mayas tuvieron una ruta comercial que comenzaba en las costas del Sur de Quintana Roo y Belice, atravesaba el Petén guatemalteco y arribaba a los ríos San Pedro y Usumacinta, en los que las mercancías se embarcaban hacia el Golfo de México. 

Muro de carga 

Estas dos milenarias rutas comerciales procuraron el florecimiento de centros religiosos y comerciales a lo largo y ancho del actual estado de Quintana Roo. 

En la zona arqueológica de Teotihuacán se han localizado instrumentos de construcción como “la plomada” que permitían edificar muros derechos y ángulos relativamente rectos, otros pueblos contemporáneos a los mayas, como los mixtecas, también construyeron muros rectos, sin embargo, los mayas privilegiaron la homogeneidad sobre la simetría, sus construcciones siguen la irregular configuración del terreno y los muros no son rectos ni tampoco sus espacios rituales y habitacionales son simétricos. 

La zona arqueológica de Tulum es el mejor ejemplo de la arquitectura orgánica maya, la fortaleza que abriga la ciudad sigue el ondulamiento natural del terreno, de manera que sube y baja al igual que la configuración de la superficie. 

Dzibilchaltún 

Algunos muros  de las habitaciones que quedan en pie son de carga e increíblemente  fueron erigidos retando a la ley de la gravedad, ya que la parte inferior es menos ancha que la superior y más aún, están construidos torcidos, sin embargo sostuvieron por siglos un pesadísimo techo hasta que las raíces de los árboles y el tiempo lo destruyeron. 

El Templo del Dios Descendente, también conocido como Xux Ek’ es quizá una de las construcciones más enigmáticas del Mundo Maya, cuando lo observamos de frente, pareciera que está inclinado a la derecha y que pronto colapsará, pero en realidad fue construido así por los mayas y lo más interesante es que “alinearon esta torcida construcción” hacia el amanecer  de manera que al alba, cuando el sol despunta, la habitación maya que ha pasado el resto del año en la penumbra, por un instante “se ilumina”  tornándose en un vaso comunicante con el Dios K’in (Sol). 

Este increíble fenómeno de arqueoastronomía (torcida pero bien centrada) fue descubierto por Don Milo, el decano custodio de la zona arqueológica de Tulum, quien durante algunos años siguió al sol en su tránsito por el horizonte marino de Norte a Sur, justo al momento del amanecer y se percató que la mayoría de los monumentos de Tulum poseen orificios en sus muros que ven al Este, éstos curiosos agujeros no podía funcionar como ventanas al ser muy pequeños,  así que durante algún tiempo se pensó que su función era la de procurar ventilación a las habitaciones y templos, sin embargo, Don Milo descubrió que tenían una función ritual relacionada con la luz del amanecer. 

Mural de Xel-Há 

Tulum, originalmente fue llamada por los mayas como Zamma, que quiere decir “amanecer” y adquiere entonces otro sentido el fenómeno arqueoastronómico que descubrió Don Milo evidenciando que los mayas tuvieron la capacidad de construir sin ángulos rectos y al mismo tiempo alinearse al movimiento solar. 

 Más allá del Universo 

La ciudad de Cobá aún se encuentra envuelta por la selva y sus monumentos son visitados por aves multicolores, infinidad de mariposas pululan por los senderos de la enorme  ciudad que puede ser visitada en bicicleta o en un triciclo guiado por un cooperativista maya, quien con su plática hace aún más interesante el reconocimiento de la riqueza natural y la diversidad biológica que envuelve a los monumentos mayas. 

En Cobá, aún es posible acceder a la cima de la pirámide Nohoch Mul que mide 47 metros de altura, en sus alrededores se localizan algunas Estelas con textos jeroglíficos que  podemos leer parcialmente a causa de la degradación de algunos fragmentos sustanciales de las historias mayas; por el momento es aún misterio el nombre de los ahauob’ (reyes) que gobernaron la ciudad pero afortunadamente, en la Estela 1 -localizada en el conjunto ritual Macan Xoc- podemos leer una fecha calendárica que descubre la capacidad de abstracción de la mente de los mayas,  ya que ubica un tiempo mítico, un tiempo de los dioses, que equivale a casi cuatro veces la historia del universo. Según las últimas mediciones astronómicas, el Big Bang aconteció hace 13 mil  750 millones de años y para enunciar  esa cifra, precisamos de 11 números, pues bien, la datación de la Estela 1 de Cobá tiene una fecha calendárica que para poderla transcribir a números arábigos ¡precisamos de 42 números! 

 

Cobá 

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En los alrededores de Cobá hay lagunas y algunos cenotes que permitieron a los habitantes de ésta importante urbe sobrevivir los terribles periodos de sequía y dada la majestuosidad de las pirámides, de los conjuntos habitacionales y de los Juegos de Pelota es evidente que la ciudad contó con poderosos dignatarios y ahauob’, en futuras excavaciones es probable que se localicen más textos jeroglíficos ya que se ha explorado únicamente un pequeño porcentaje de la gran superficie que  ocupó la ciudad de Cobá. 

Secretos y grandeza 

En Quintana Roo los mayas dejaron testimonios de su grandeza como civilización primigenia del mundo, ubicamos en Cobá una fecha jeroglífica que supera cualquier percepción del tiempo realizada por alguna otra civilización antigua, en Tulum reconocemos una arquitectura que está ligada a la naturaleza,  en la que no existen ángulos rectos pero hay ciclos y los monumentos fueron orientados al nacimiento del sol para que cíclicamente pudieran estar en comunión con él, los monumentos se dotaban de luz y por lo tanto de sabiduría porque para los mayas los monumentos estaban provistos de alma y eran considerados sujetos más que objetos. 

En el Sur de Quintana Roo se localizan junto a Belice algunas de las ciudades más antiguas del Mundo Maya porque tanto por mar como por tierra esa zona fue un lugar de tránsito comercial a gran escala desde los orígenes de la Civilización Maya. 

En la zona turística del Norte de Quintana Roo se ubican también decenas de sitios arqueológicos igualmente interesantes, como en Xel-Há que a orilla de carretera conserva aún dos extraordinarios murales con influencia teotihuacana o la zona arqueológica de El Meco que estuvo íntimamente relacionada con Isla Mujeres y en la que se localizaron objetos de cerámica provenientes de Perú. 

En Quintana Roo se pueden descubrir los secretos de una civilización milenaria que alcanzó excelsos niveles de conocimiento matemático tallando piedra contra piedra, edificando con las mismas espectaculares pirámides e inscribiendo en ellas sus casi infinitas percepciones del tiempo. (Con información de Claudio Obregón Clairin) 

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